martes, 23 de junio de 2015

Ok.

De nuevo continuando con la primera entrada. He tardado demasiado para mi gusto en continuar con la publicación. Pero es que es tan delicado lo que continúa a la anterior entrada, es decir a la niñez en específico; que por más que he tratado de encontrar un comienzo a este escrito no había logrado dar con una arista que embonara exactamente con lo que deseo expresar.

Lo siento.

Me he puesto a escribir en un cuaderno viejo –como le llaman algunos- una especie de estructura o mapa mental para orientarme un poquito. Recordar que no soy una persona erudita, solo plasmo lo que pienso. Y voilá! Parece que lo tengo.

Continuemos pues.

Cuando escribí que la niñez era una especie de cuarto donde se labran personitas y es el inicio del todo, es porque desde mi punto de vista esta etapa tiene el más alto porcentaje de peso en un individuo en cuanto a su forma de ser, ver las cosas y situaciones a la redonda en el lapso que le toque estar en esta tierra.

Es como cuando imprimimos en un índice de un libro todo lo que contendrá éste después en su desarrollo. O cuando desarrollamos un software, pues desde un inicio definimos lo que deseamos que haga éste. Ah! Pero la variante aquí es que un individuo es altamente complejo e inmensamente impredecible. Por lo tanto por dónde empezar?

Seamos humildes, hagamos una crítica constructiva y aceptemos que muchas personas ni siquiera le toman o tomamos importancia a que los infantes tienen un “yo” interno, y que es mucho más importante labrar ese “yo” a esa etapa que cuando ya se es adulto. Creemos que su bienestar será el tener cosas materiales y que nada le falte. Pero luego en muchas ocasiones nos damos de topes contra la pared una vez transcurrido el tiempo y pensamos en el famoso “hubiera”.

Y a sufrir y echar culpas por aquí y por allá… cual hojas al viento en una tarde de verano. Y Como decimos en mi tierra “ya para qué” .

Porque cuando ya se es grande, por decirlo de alguna manera, ya se traen vicios ocultos, miedos, ideas implantadas… como las construcciones que se promueven como nuevas y por debajo de la fachada  tienen grietas maquilladas o cimientos ya flojos los cuales terminarán por dañarse o derrumbarse tarde o temprano. O en el último de los casos, están las paredes eternamente recargadas sobre otra cimentación que si está construida correctamente. Por lo tanto, están mermando a ésta última. Y curiosamente el dueño de la pared que carga es el ultimo en saberlo. Hasta que empieza a ver que algo está mal porque ya se le está dañando una parte de su casa. O en casos extremos, muere sin saberlo. Suena familiar esto? Yo creo que a mas de alguno, sí.

En diferentes situaciones o con personas distintas. En el trabajo, la pareja, los amigos, en fin donde haya personas pues.
 Pero sí. Sí es familiar.